La Ruta de Flandes: Bruselas, Brujas, Gante y Amberes



Tomamos rumbo a Belgica durante 4 días para hacer la ruta de Flandes, haciendo escala en la capital Bruselas, Brujas, Gantes y Amberes.



Aterrizamos en Bruselas, en el aeropuerto de Zaventem situado a 15 km de la capital. Para llegar al centro se puede hacer de diversas formas. Nosotros optamos por el tren rápido que sale cada 15 m. y tiene una  duración de unos 20 m. El precio del billete es de 8.90 euros, y para en las principales estaciones de la ciudad. 


Los trenes belgas son muy cómodos y con unos horarios muy amplios. Cómo íbamos a recorrer varias ciudades compramos un Rail Pass: que es una tarjeta de cartón con 10 viajes a cualquier punto del país. El trayecto se escribe a mano antes de subir al tren (en inglés o flamenco), no es necesario reservar, ni pasar por la taquilla, y lo pueden utilizar varias personas; así que no olvidéis un bolígrafo. Puedes utilizar el Rail Pass para el trayecto desde el aeropuerto, pero deberás pagar una tasa de unos 6 euros por persona. Lo puedes comprar en taquilla y en las máquinas expendedoras.


Belgica los trenes tienen muy buenas combinaciones y frecuencias horarias. No tendrás que esperar más de media hora para ir de una ciudad a otra.Te muestro información de interés para viajar a diferentes puntos desde Bruselas:



Ten cuidado con no coger trenes regionales que paran en todas las estaciones y tardan mas. Un buen consejo para orientarte mejor es consultar unos paneles con papeles amarillos donde figuran todos los trenes que salen de la estación en la que estás y las estaciones en las que paran. Si solo te fijas en los paneles digitales, te crearán confusión, porque no muestran las paradas.


Dia 1. BRUSELAS


La forma de moverse por Bruselas es muy cómoda, ya que existe una buena infraestructura de metro, tranvías y autobuses, aunque el casco antiguo de Bruselas se puede recorrer perfectamente a pie porque que la mayoría de los puntos de interés están cercanos.


Nos alojamos en el Hotel NH Collection Brussels Centre, un hotel muy cómodo, céntrico, a solo 8 minutos caminando de la Grand Place, y bien comunicado con las estaciones de metro y la estación central de tren.


Salimos a callejear y en primer lugar nos encontramos con el imponente edificio del Teatro Real de la moneda, de estilo neoclásico, actual sede de la compañía lírica y ballet de la ciudad.



A 2 minutos caminando llegamos a las famosas Galerías de Saint Hubert, construidas  en 1846 por encargo del rey para proteger a los habitantes de Bruselas de la lluvia durante sus compras. Son un símbolo de Bélgica, y están consideradas como las primeras galerías comerciales de Europa.



Están formadas por tres alas bautizadas como galería del rey, de la reina y de los príncipes. Presentan un aspecto muy elegante ornamentadas con numerosas columnas y cubiertas por una espectacular cúpula de cristal a lo largo de sus 200 metros. Su interior alberga variadas tiendas especializadas y de marcas lujo.



A un paso de las galerías tuvimos la suerte de poder visitar una exposición retrospectiva del fabuloso fotógrafo Peter Lindbergh. Una verdadera maravilla…



Llegó el momento de tomar rumbo al corazón de la capital, la Grand Place, a solo 1 minuto de las galerías. Considerada como una de las plazas mas notables de Europa, es el lugar más concurrido y centro geográfico, histórico y comercial de Bruselas, declarada Patrimonio de la Humanidad desde 1998. Esta situada cerca de la Estación Central, del metro Bourse (líneas 3 y 4) y del tranvía Bourse (32, 33 y 34). 



Esta animada plaza adoquinada forma parte del conjunto arquitectónico del Siglo XVII más bello de toda Bélgica. En el año 1695 los cañones del ejército francés destruyeron gran parte de los edificios de la plaza y tuvieron que ser reconstruidos posteriormente, excepto el del Ayuntamiento. La plaza siempre está muy concurrida y puedes dar un paseo en coche de caballos para visitar la parte antigua de la ciudad, por unos 40/45 euros la media hora. 



La Grand Place está compuesta por un conjunto arquitectónico impresionante y variado, cuyos edificios más importantes son los siguientes:

  • Hotel de la Ville o Ayuntamiento: es la joya arquitectónica más importante y antigua de la plaza. En el edificio, que data de 1459, destaca una torre de 96 metros de altura rematada con una estatua de San Miguel, y el tejado perforado con decenas de lucernas.
  • Maison du Roi: se construyó en el año 1536 y tuvo que ser reformada en 1873. Durante muchos años fue el lugar de residencia de los monarcas reinantes, pero hoy en día acoge el Museo de la Ciudad, en el que se exponen pinturas del siglo XVI, algunos tapices, y los pequeños trajes que forman parte del guardarropa del Mannequin Pis.
  • Maison des Ducs de Brabant: situada entre los números 14 y 19 de la plaza, forma un conjunto formado por 6 casas gremiales de estilo neoclásico flamenco. 
  • Pigeon: en los números 26 y 27 de la plaza constituyen una vivienda en la que se alojó el novelista francés Víctor Hugo durante su exilio en Bélgica, en el año 1852.
  • Roy d´Espagne es el bar más famoso de la Grand Place que ofrece unas vistas privilegiadas desde su terraza. En su fachada tiene un busto de Carlos II de España, soberano de Bélgica en el siglo XVII.


A la izquierda del Ayuntamiento hay una estatua hecha en bronce de la que se dice que da buena suerte tocar el brazo. Se trata de la estatua de Everad´t Serclaes, ejecutado en el S XIV mientras defendía Bruselas.



Desde la Grand Place entre las calles L’Etuve y Chene llegamos hasta la emblemática fuente del Manneken Pis (o el niño meón). Durante el paseo encontramos pintorescos edificios, así como numerosas tiendas que ofrecen delicias de chocolate belga, así como los exquisitos y obligados gofres.


La fuente fue creada en el siglo XV y es uno de los símbolos más representativos y queridos de Bruselas. La estatuilla de unos 50 centímetros representa a un niño desnudo orinando en una pila. Dada la importancia de la estatua, fueron muchas las ocasiones en las que diferentes ejércitos intentaron robarla. En 1619, se colocó una copia hasta nuestros días, estando la figura original en la Maison du Roi.


En el año 1698, un gobernador regaló la primera pieza de vestir al Manneken Pis: una túnica que fue la primera de los 650 trajes que han ido regalándole los presidentes de gobierno que han visitado Bruselas. En la Maison du Roi (Gran Place), se pueden ver todos los trajes que forman el vestuario del pequeño héroe: cientos de piezas regionales y otras más curiosas como un traje de torero, de Elvis, de astronauta o de la diseñadora española Agata Ruiz de la Prada. Recomiendo visitarlo al 100%.


En determinadas ocasiones a lo largo del año, el Ayuntamiento disfraza a la estatua original. Nosotros tuvimos la ocasión de presenciar esta ceremonia, y fue muy emotiva. 


Es imprescindible visitar la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula (Cathédrale Saint-Michel et Sainte-Gudule). De estilo gótico su construcción se inició a principios del siglo XIII sobre una edificación románica del siglo XI. Su estado de conservación es muy bueno ya que, entre 1983 y 1989, fue sometida a una importante restauración. 



La catedral era conocida como la Iglesia de San Miguel hasta que, en el año 1047, depositaron en el interior los restos de Santa Gúdula, fallecida en el año 712. Fue entonces cuando la iglesia tomó el nombre de San Miguel y Santa Gúdula. A pesar de su antigüedad, la iglesia no adquirió el título de catedral hasta 1961. Para llegar puedes tomar el metro Parc 1 o 5 , o el tranvía Palais 92 y 94.


A 10 minutos de la catedral, atravesando el Parque de Bruselas, en la parte alta de la capital, se encuentra el Palacio Real. En él se encuentran instaladas las oficinas de los reyes, algunos ministerios, salas de reuniones oficiales y habitaciones para los jefes de estado invitados. Desde 1831 el palacio no es la residencia real, ya que los reyes viven en el Palacio de Laeken, en las afueras de Bruselas. No pudimos visitar su interior, ya que se encontraba de reformas.



Seguimos caminando unos 5 minutos y encontramos el Museo Real de Bellas Artes que acoge infinidad de dibujos, pinturas y esculturas que datan desde principios del siglo XV a la actualidad. Su fachada es de gran belleza y encanto especialmente cuando la atraviesan los tranvías de la ciudad. 



Muy cerca se encuentra el Museo Magrisse que ofrece un homenaje a uno de los artistas belgas más importantes de todos los tiempos. El museo expone más de 250 obras que reflejan la evolución artística del pintor. Altamente recomendable si te gusta el mundo del arte contemporáneo. 


Entramos en uno de los barrios más emblemáticos de Bruselas, el Barrio de Sablon coronado por la impresionante iglesia de Notre Dame du Sablon. Construida en el S XV es una de las iglesias góticas más bellas de Europa.



El interior es bastante armonioso y sencillo, iluminado por 11 impresionantes vidrieras de 15 metros de altura en pleno altar. Destaca el espectacular púlpito de madera tallada de estilo neoclásico.


Pero lo que más me llamó la atención fue la escultura de la virgen en el barco. Cuenta la leyenda que una mujer de Amberes tuvo una visión en la que la virgen la pidió que llevase su imagen a Bruselas. La mujer tomo un barco y una vez en Bruselas entregó la estatua de la virgen a la iglesia, convirtiéndola así en lugar de peregrinación.


Sablón es considerado el barrio de los anticuarios, plagado de galerías de arte, chocolaterías, tiendas de decoración, joyerías y moda vintage. Es un verdadero placer recorrer sus calles en busca de sorpresas.


Saliendo del barrio de Sablón entramos en el barrio de Les Marolles. Allí descubrimos una maravillosa construcción en la Plaza de la Chapelle, la Iglesia Notre Dame de la Chapelle de estilo gótico, muy bien conservada y de extraordinaria belleza. 



En su interior se encuentra la tumba de uno de los pintores más importantes del arte belga, Pieter Brueghel el Viejo, así como una bonita estatua conmemorativa en la plaza.



Después de un día largo, no quisimos perdernos la experiencia de visitar el Museo belga del Cómic que contiene más de 6.000 piezas originales. El museo se aloja en un antiguo edificio de estilo Art Nouveau y muestra la evolución del tebeo desde su nacimiento hasta la actualidad. El museo se encuentra algo alejado, pero si te gustan las ilustraciones te lo recomiendo. La entrada cuesta 12 euros y se encuentra en la rue des Sables 20. La línea más cercana de metro es Botanique (líneas 2 y 6).


La pasión que sienten los belgas por el mundo del cómic es enorme, llegándolo a denominar como «Noveno Arte». A lo largo de la ciudad nos encontramos numerosas fachadas pintadas con ilustraciones, así como estatuas de famosos personajes de cómics belgas como Tintín, Lucky Luke, Los Pitufos, etc.





Dia 2. BRUJAS


Por la mañana temprano cojimos el tren en la estación central de Bruselas hasta Brujas. 

Tomamos un autobús hasta nuestro hotel, el Golden Tulip Medici, un bonito alojamiento al borde de un canal. Bajamos antes, ya que era día de mercado y no queríamos perdernos el encanto de los puestos de ropa, complementos y comida.



La ciudad de Brujas está situada en la provincia belga de Flandes Occidental. Su centro histórico está considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En el siglo IX la ciudad estuvo conquistada por los vikingos, por eso el nombre de la ciudad “Brujas" que proviene, probablemente de la palabra antigua escandinava «bryggia» que significa “puerto”.



Nos dirigimos a visitar el casco antiguo desde el hotel atravesando los pintorescos canales que atraviesan la ciudad, que son 16, no en vano, está considerada como una de las ciudades más bonitas del mundo, y la Venecia del norte. 


Callejear por Brujas es una experiencia fascinante que te transporta a tiempos pasados, y merece la pena perderse entre las calles medievales para descubrir rincones propios de un cuento de hadas. 


Pasamos por la Plaza de Jan Van Eyck, una de las plazas más bonitas de la ciudad, que data del finales del S XVIII, presidida por la escultura del famoso pintor flamenco que le da nombre. Frente a la estatua se encuentra el nacimiento del canal Spiegelrei desde donde salían los barcos hacia el mar atravesando el cercano pueblo de Damme, en la época en que Brujas era uno de los más importantes puntos comerciales de los Países Bajos.



A 5 minutos llegamos a la Grote Markt  o Plaza del Mercado, centro neurálgico y corazón de Brujas, rodeada de antiguas casas gremiales medievales, con sus fachadas de colores y tejados a dos aguas, que actualmente albergan numerosos cafés y restaurantes. 



La plaza está coronada por el Edificio Belford o Campanario de Brujas, obra gótica del S XII con una altura de 83 metros y un carillón en su cúspide de 47 campanas. Se puede subir, previo pago de 15 euros y ascendiendo 366 escaleras de piedra. Las vistas de la ciudad son espectaculares. 




A 3 minutos nos encontramos en la Plaza Burg. Por el camino, en Breidelstraat 16, te recomiendo probar un gofre casero en Chef Albert; son deliciosos. En la misma calle puedes también visitar el Museo de la cerveza y degustar alguna de sus especialidades. 



En la Plaza Burg se encuentran edificios tan célebres como el Ayuntamiento, la basílica de la Santa Sangre y los antiguos tribunales de justicia donde acusaban a las mujeres de brujería en la Edad Media. El Ayuntamiento es un precioso edificio del siglo XIV de estilo gótico con unas fachadas  bellamente adornadas, y diferentes torres.



La Basílica de Santa Sangre de Jesucristo de estilo gótico se asienta en una antigua construcción románica. El interior de la iglesia alberga una venerada reliquia con la sangre de Cristo, supuestamente recogida por José de Arimatéa y traída de Tierra Santa por Teodorico de Alsacia, conde de Flandes. La reliquia se guarda en un suntuoso joyero, hecho en 1817 por un orfebre de Brujas, que utilizó 30 kg de oro, plata y más de 100 piedras preciosas. Vale la pena subir a contemplarla.


A 4 minutos llegamos a la Groenerei, una calle peatonal conocida como el muelle verde por el color de sus aguas y la vegetación que brota a orillas del canal. Las vistas de los viejos puentes Meebrug y Peerdenbrug, de la Iglesia de Notre Dame y de la Torre Belfort, son increíbles. En esta calle se encuentran muchos cafés y restaurantes donde degustar las especialidades locales. 



Seguimos caminando hasta llegar al famoso Muelle del Rosario (a menos de 3 minutos), una de las estampas más bellas de esta ciudad belga que muestra el bello canal coronado por el famoso sauce llorón entre peculiares edificios clásicos, el puente de piedra y el muelle de madera. 



Aquí decidimos realizar una excursión en barca para recorrer los canales que cruzan la ciudad, atravesar los numerosos puentes medievales y observar las encantadoras casas típicas de arquitectura flamenca. El paseo cuesta 12 euros y tienen una duración de media hora.


Atravesamos el famoso puente de San Juan Nepomuceno para llegar al Museo Groeninge (Museo de Bellas Artes de Brujas) y al Museo de Memling, antiguo Hospital de San Juan. Ambos contienen infinidad de obras pictóricas de los mejores pintores flamencos de la historia. Sus fachadas exteriores y patios son imponentes.  


Enfrente se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de Brujas con la segunda torre de ladrillo más alta del mundo (120 m.) En su interior, previo pago de 10 euros, pudimos contemplar la preciosa Madonna de Brujas realizada por el famoso artista Miguel Ángel. 



En un parque frondoso, a espaldas de la iglesia descubrimos el puente San Bonifacio, también conocido como el puente de los amantes.  



Muy cerca, a menos de 2 minutos, está la Catedral de San Salvador, construida entre los siglos XIII-XIV, es la iglesia más antigua de Brujas.



Fuera del casco antiguo, a unos 10 minutos de la catedral, llegamos al emblemático Parque Minnewater, un paraje muy bucólico y hermoso donde los cisnes campan a sus anchas. 



Dentro del parque se encuentra el Lago del Amor que esconde una bonita historia: una hermosa doncella se enamora de un guerrero de una tribu vecina. Su familia no estaba de acuerdo e hizo todo lo posible para que ella se casara con otro hombre. Ella nunca lo aceptó y corrió hacia el bosque, donde el guerrero la encontró para acabar muriendo en sus brazos y dándola sepultura en las profundidades del lago como muestra de amor eterno. Desde entonces, el lago se ha convertido en uno de los sitios más románticos de la ciudad, aunque en realidad fuera el antiguo puerto de Brujas.




El parque que rodea el lago es espectacular, e invita a pasear para descubrir esta maravilla natural. 


También podemos encontrar el Castillo de Falle, de estilo gótico, con aspecto de construcción de cuento de hadas, y un puente de piedra construido en 1740 cuya leyenda asegura que al cruzarlo se conocerá el amor eterno. En él se encuentra la Torre de la Pólvora, creada para la defensa de Brujas.



A pocos metros del parte descubriremos El Begijnhof ( o casa de la Beguina) un lugar indispensable para visitar porque desprende una tranquilidad y misticismo únicos. Se trata de un beaterio que data del S XVII y que es Patrocinio de la Humanidad. Las casas con fachadas encaladas dispuestas alrededor de un pequeño bosque de álamos y una pradera de narcisos acogieron en su día mujeres viudas y huérfanas desamparadas. 



En el recinto se puede la visitar la Iglesia de Wijngaard, reconstruida en el XVIII, y un pequeño museo donde se explica la historia y tradiciones de las beguinas. Actualmente parece que no ha pasado el tiempo en este lugar que ha hecho del silencio su emblema (como nos recuerdan los carteles). Contemplar este recinto al atardecer es una experiencia mágica.



Volvemos de nuevo al casco antiguo de Brujas para disfrutar de sus preciosas vistas nocturnas, cenar y tomarnos una merecida cervecera frente a los canales. 




Al día siguiente, por la mañana, antes de partir hacia Gante, fuimos a visitar Parque de Kruisvest, en la zona noreste, y fuera de las murallas, entre una verde pradera a orillas del canal que rodea la ciudad. En la colina del parque se encuentran 4 pintorescos molinos de viento rectangulares, sostenidos sobre pilares de piedra, que antiguamente servían para moler harina. Destacan el molino Koelewei y el Sint-Janshuis, que data de 1770.  

Nos dirigimos hacia la estación para tomar el tren en dirección a Gante.


Dia 3. GANTE


Nos dirigimos a la estación de Brujas hacia Gante, a unos 35 minutos. La estación se encuentra algo alejada del casco antiguo, a unos 30 minutos caminando. Decidimos tomar uno de los numerosos tranvías disponibles. 

Gante es la capital de la provincia de Flandes Oriental. Está rodeada de campos de flores, y por eso recibe el nombre de «la ciudad de las flores». Es una ciudad pintoresca, que posee una amplia red de bellos canales y un centro urbano precioso que me ha robado el corazón.  En sus tiempos fue la ciudad medieval más importante de Europa. 



En esta ocasión nos alojamos en el fantástico Hotel Harmony, en una habitación con vistas al canal. Una verdadera maravilla y en pleno centro.



Comenzamos visitando el famoso Castillo de Gravensteen, o Castillo de los Condes de Flandes, una fortaleza medieval muy bien conservada rodeada por el río Lys. 



Está defendido por dos torres con unas excelentes vistas de la ciudad, debajo tiene un pasadizo fortificado, y su interior alberga un interesante museo de antiguos instrumentos de tortura. La entrada cuesta 10 euros. 



Caminando desde el castillo, pasamos por el impresionante canal Korenlei y el emblemático Café Glagenjuisje.  




Muy cerca llegamos a  Korenmarkt, la principal plaza de la ciudad, antiguo mercado del trigo. 

Es el punto de encuentro más importante de la ciudad, y  uno de los lugares con más ambiente de Gante. La plaza esta rodeada de imponentes edificaciones entre las que destacan la oficina de correos de estilo gótico renacentista y la majestuosa iglesia de San Nicolas



Tomamos rumbo a uno de los puntos mas hermosos de la ciudad, los Muelles Graslei y Korenlei donde se sitúa el puerto viejo y las antiguas casas de los gremios de comerciantes en los siglos XVI- XVII. 



Decidimos hacer un paseo en barca de media hora por 12 euros. No resultó tan encantador como el paseo de Brujas, pero vale la pena, para ver la ciudad desde otra perspectiva. Pudimos contemplar la Lonja de la Carne, antiguo mercado del siglo XV con un gran techo de madera.



Una vez en tierra atravesamos el malecón de Graslei hasta llegar al famoso Puente de San Miguel donde se pueden contemplar a un lado las torres de los tres monumentos religiosos más importantes que dominan la ciudad: la Iglesia de San Nicolás, el Campanario Municipal y la Catedral de San Bavón, y al otro lado la imponente iglesia de San Miguel.



San Miguel es una construcción de estilo gótico tardío asentada sobre una capilla románica. Su interior está bellamente decorado con numerosos cuadros y esculturas, aunque no pudimos entrar a visitarla porque estaba cerrada.



Cruzamos el puente para visitar la iglesia de San Nicolás una de las más antiguas de la ciudad, que data del SXIII de estilo gótico, construida con piedra de tono azul grisáceo, de la zona de Turnia. Durante la Revolución francesa la Iglesia fue devastada y utilizada como cuadra de caballos. Desde entonces se inició un proceso de reconstrucción, que sigue en la actualidad. 


El Campanario Municipal o Feltford fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999 y está coronado por el poderoso dragón de Gante de unos 400 kilos que vela y protege a sus habitantes. La torre del campanario simboliza la autonomía de la ciudad y fue construida en el año 1313. En su interior se encuentra una exposición de campanas entre las que se encuentra la famosa campana Roland con su dragón pintado. 




Vale la pena subir para apreciar las vistas panorámicas de la ciudad en 360 grados. El precio es de 12 euros, y aunque se puede subir caminando, hay un ascensor desde la primera planta. 



Entre el campanario y la catedral, en la plaza de Sint-Baafsplein se encuentra el teatro Real Neerlandes. El edificio de de finales del siglo XIX presenta en su fachada una representación de Apolo junto a las musas y la diosa Armonía




La Catedral de San Bavón pertenece al obispado de Gantes, y representa la fusión de diferentes estilos arquitectónicos como el románico, el gótico y el barroco. 

Dentro se encuentra la verdadera obra maestra de los hermanos  Van Aken “La Adoración del cordero místico”. Esta tabla pintada al óleo formada por 20 paneles es la cumbre de la pintura flamenca del siglo XV. La entrada es algo cara, 14 euros, pero vale la pena disfrutar de esta majestuosa pieza.



Otro edificio en plenos casco urbano, que vale la pena contemplar es el Ayuntamiento de Gante con sus bonitas fachadas góticas y renacentistas.


Llegamos a la Plaza Vrijdagmarkt dominada por la estatua de Jacob van Artevelde, un lugar donde en el pasado se realizaban ejecuciones,. En ella hay numerosos restaurantes y cervecerías. Los fines de semana por la mañana hay mercadillo. 


A escasos 3 minutos descubrimos la Calle Werregarenstraat. Un callejón plagado de coloridas pinturas callejeras o graffitis que me encantó.



No puedes dejar de perderte por el Barrio Patershol, uno de los referentes más auténticos de la ciudad y antiguo barrio de tejedores con sus calles adoquinadas y edificios antiguos. En él se encuentran fabulosos y tradicionales restaurantes, así como la Casa de Alijn, un museo a través del cual se pueden conocer las diversas etapas históricas de la ciudad de Gante.


Pero sin lugar a dudas lo mas encantador de la ciudad y lo que la hace única, es perderse al atardecer por los preciosos rincones entre canales que forman el río Lys a su paso. Un espectáculo sin igual.




Dia 4. AMBERES


El cuarto día visitamos Amberes, una de las ciudades comerciales más importantes del Norte de Europa, y la segunda ciudad más poblada de Bélgica. Llegamos en tren a la Estación Central, una de las estaciones ferroviarias más bonitas del mundo, también conocida como Spoorwegkathedraal, o la catedral del ferrocarril. 



Se trata de un monumental edificio de fachada neogótica, gran cúpula, e interiores de revestimientos en mármol, escalinatas y vidrieras que la hacen parecer un majestuoso palacio.



El punto neurálgico de la ciudad es la Plaza Mayor o Grote Markt (a 20 minutos de la estación caminando). Se trata de una plaza en forma triangular flanqueada por el Ayuntamiento, la Catedral de Nuestra Señora, las antiguas casas gremiales, y presidida por la imponente fuente de Brabo. El Ayuntamiento fue construido entre los años 1561 y 1564. Es de estilo renacentista con influencias tanto flamencas, como italianas.



La Catedral de Nuestra Señora de estilo gótico, tiene una torre de 123 metros de altura que se alza sobre el centro histórico de la ciudad y una preciosa portada.  Fue construida en el emplazamiento de una antigua iglesia románica. 


Su interior contiene 4 impresionantes obras de Pedro Pablo Rubens, pintor de fama mundial: los trípticos “Descendimiento de la Cruz” de 1612 y "La Elevación de la Cruz" de 1610,  y los cuadros "Asunción de la Virgen" de 1626 presidiendo el altar mayor, y "La Resurrección de Cristo” de 1612. Las vidrieras que representan temas bíblicos son de una belleza incomparable, así como la decoración de los retablos. 




En la parte norte de la plaza se encuentran las famosas casas gremiales. Desgraciadamente no son edificios originales de la época, porque  la mayoría se quemaron en 1576, y luego fueron reconstruidas.


Amberes aunque es una ciudad más moderna, también presenta peculiares rincones llenos de encanto. Uno de estos lugares, muy cerca de la plaza es el Callejón Vlaeykensgang, un callejón medieval con mucho encanto que ha quedado anclado en el tiempo.



Debes de estar atento para verlo, porque se accede a través de una pequeña puerta en mitad de la calle con un letrero minúsculo. El callejón se divide en distintos patios interiores reconstruidos donde antiguamente trabajaban los zapateros y campaneros. Actualmente esta ocupado por un exclusivo restaurante, galerías de arte y tiendas de antigüedades.

Otro punto muy pintoresco, al lado de la catedral, y visita obligada es la famosa cervecería Het Elfde Gebod, un edificio que data de 1425, considerado el restaurante más antiguo de Amberes, que ha sobrevivido a varias guerras y conflictos. La carta del restaurante cuenta con una gran variedad de cervezas, así como comida y postres tradicionales belgas. Pero lo realmente peculiar del lugar es su interior, repleto de una gran colección de arte cristiano, que incluye antiguas estatuas y figuras de Jesús, María, santos, ángeles y vírgenes. Además ofrece por las tardes musica en vivo. 


A 4 minutos de la plaza central, en pleno puerto de Amberes, a orillas del rio Escalda llegamos al Castillo de Steen, una fortaleza construida a principios de la Edad Media tras las invasiones vikingas, considerada el edificio más antiguo de la ciudad. En su día fue una importante prisión donde se realizaban crueles torturas, pero actualmente se puede visitar una pequeña parte, y la otra alberga el museo Naval. Vale la pena recorrer las muralla para apreciar las excelentes vistas del río gracias a sus miradores.



El castillo fue la residencia de Rubens desde 1630 hasta su muerte, en 1640. A la entrada encontramos la escultura de un gigante en honor al río. Frente a la entrada, se encuentra la estatua de Lange Wapper, un gigante que, según la leyenda, en las noche vagaba por las calles de Amberes, asustando a los habitantes de la ciudad. El arco por el que se accede al castillo está coronado con un bajorrelieve desfigurado de un hombre, que representa  a Semini, dios celta de la fertilidad. En la antigüedad las mujeres del lugar acudían a realizar culto al lugar para quedarse embarazadas. 

Amberes es líder en el campo de elaboración y comercio de diamantes. No pudimos abandonar la ciudad sin antes visitar el Barrio de los Diamantes. Se compone de cinco calles, de las cuales tres son libres de tráfico: Rijfstraat, Hoveniersstraat y Schupstraat son el corazón del barrio. Si tienes intención de comprar un diamante, este es el lugar, y sino darse un paseo no está de más. Además, podrás disfrutar de peculiares estampas de trabajadores judíos ortodoxos ataviados como en siglos pasados.


Volvemos a la estación en dirección al aeropuerto; hay trayectos directos de media hora. 

GASTRONOMIA


En Belgica hay que probar la cerveza; no en vano es patrimonio inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Hay más de 180 especialidades y multitud de cervecerías en todas las ciudades. Nuestras favoritas por su calidad y ubicación fueron las siguientes:


2be Shop, en pleno muelle del Rosario en Brujas, es una mezcla de museo, galería y cervecería. Tiene una terraza al aire libre con vistas al canal, incluso en invierno. Dispone de radiadores exteriores que puedes encender previo pago de 50 céntimos 20 minutos. Yo probé una cerveza de coco en cuenco riquísima.


Dulle Griet, situada en la Plaza  Vrijdagmarkt de Gante. Cuenta con una carta de más de 500 variedades de cerveza, y tiene una particular tradición: al pedir la cerveza Kwak de 1,2L te quitan un zapato como depósito para que no te lleves el vaso, y lo guardan en un cesto que se baja del techo con una polea desde la barra.


Het Elfde Gebod en el casco antiguo Amberes. Ya he hablado de ella, puedes comer y beber ricamente rodeado de santos y vírgenes. 

Respecto a la comida típica belga tuvimos la ocasión de probar los famosos mejillones al vapor acompañados de patatas fritas “moules frites” en grasa de buey. 

Un guiso muy popular a base ternera con cebolla y cerveza es la “Carbonade flamande”: Las croquetas de camarones y las bolas de queso son muy ricas.

Pero lo que realmente es fascinante son el chocolate y los gofres…un verdadero placer para los sentidos.



Se acabaron nuestros días recorriendo las ciudades más emblemáticas de la ruta de Flandes. Ha sido fantástico!


LOS CONSEJOS DE ALBERTO



Qué pasa chavales!
Ahí van unos cuantos trucos a tener en cuenta si realizas esta ruta:


Si eres profesor, como el caso de mi mujer, lleva tu certificado o carnet, porque podrás beneficiarte de muchos descuentos en museos y visitas culturales. 


En la mayoría de los sitios no se puede pagar con efectivo, sino siempre con tarjeta. Incluso un simple gofre.


Los trenes en Belgica funcionan fenomenal. Son rápidos, limpios y económicos. En cada estación hay siempre personal que te ayudará si te lías a la hora de comprar los billetes o encontrar el anden que buscas. Los reconocerás porque llevan un chaleco verde.


El Rail Pass lo puedes compartir. Eso sí, no lo compres , sino vas a hacer más de 10 viajes, porque los fines de semana los billetes de tren son mas baratos.


Apréndete los nombres de las ciudades que vas a visitar en ingles o flamenco porque en el Rail Pass se escriben así. Rellena el trayecto antes de subir al tren, ya que el revisor pasa siempre. 


Cuando llegues a Gante, para ir al casco antiguo, lo mejor es coger el tranvía. Si no encuentras las máquinas de billetes no te preocupes, porque no pasa nunca el revisor. 


En Brujas hay un autobús gratuito de color rojo que va de la estación a algunos hoteles de la ciudad y viceversa. 


Sinceramente la comida no me hizo mucha gracia, acabé de mejillones con patatas hasta el gorro. Eso sí, los gofres están para morirse.


Si te gusta la cerveza, estas en en lugar adecuado. Hay infinidad de especialidades. Yo tuve la ocasión de probar la considerada como mejor del mundo; “Westvleteren XII”, una legendaria cerveza negra trapense, elaborada en la abadía de Sint-Sixtus Abdij Van Westvleteren. Su sabor es intenso, con carácter, eso sí, prepara la cartera porque es muy cara, casi 18 pavos.  


 

Y no olvides; más vale humo que escarcha. 











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